Los perros y los gatos son mucho más parecidos a nosotros de lo que pensamos, hasta el punto de que ellos también tienen cosquillas. Se trata de una sensación que experimentan cuando les acariciamos algunas zonas de su cuerpo, en las que se concentran un gran número de terminaciones nerviosas.
Cosquillas en perros
Comprobar si nuestro perro tiene cosquillas es muy sencillo. Sólo tenemos que observar su reacción cuando le cepillamos o le acariciamos la barriga. Lo más seguro es que una de sus patas empiece a temblar de forma intermitente.
Se trata de una reacción bautizada como «tocar la guitarra», y consiste en un acto reflejo que se produce al tocar algunas zonas del cuerpo del animal. Las partes del cuerpo en las que los canes tienen más cosquillas son: orejas, patas, barriga, lomo y cuello.
Por supuesto, si en algún momento el perro se encuentra molesto y quiere escapar de la situación, no debemos insistir. Su bienestar es lo más importante.
Cosquillas en gatos
Los gatos sí tienen cosquillas. Les gustan las caricias, pero en su justa medida y sólo cuando ellos quieran. Ahora bien, debemos saber dónde hacerles cosquillas, porque si tocamos alguna de sus zonas más sensibles, lo más probable es que nos llevemos un buen arañazo o mordisco.
Suelen tener cosquillas debajo de la barbilla. Lo cierto es que les gustan, siempre y cuando las hagamos con suavidad. Si estamos en el sofá y el gato se sienta a nuestros pies, podemos acariciarle la barbilla con la yema de los dedos, muy suavemente.
Otra zona sensible son las almohadillas de sus patas. Si el gato está tumbado y en posición relajada, podemos cogerle la pata con cuidado y separar sus almohadillas.
¿Les gustan las cosquillas a los perros y gatos?
Tal y como explican los veterinarios, esta no es una cuestión sencilla de responder ya que cada perro y gato es un mundo. Hay personas a las que les gustan las cosquillas y otras que las odian, ¿verdad? Pues con los animales pasa exactamente igual.
Antes de hacer cosquillas a nuestra mascota, debemos tener con ella una relación de confianza, de tal manera que sepamos interpretar su lenguaje corporal. Si en algún momento percibimos que el perro o el gato está tenso o incómodo, debemos parar de inmediato.
Ahora bien, si parece que está disfrutando de las caricias, podemos seguir compartiendo este momento de relax y aprovechar para reforzar el vínculo de amistad y confianza entre nosotros.